Michele, un investigador privado, hurgando en los pliegues del pasado familiar, se encontró accidentalmente con un comercio internacional de diamantes, creado por una organización fantasma. La secta gemela. Este último informa puntualmente a la policía que vence el tráfico ilícito. Los objetos preciosos fueron escondidos por el grupo del inframundo, antes de ser puestos en el mercado, en la antigua cámara de la tumba de Dominus Romanus, Gemellius, el antiguo señor de Gemellianum. La secta era el custodio de esto y de su precioso contenido y los Rosselli di Gimigliano lo sabían.
Estos últimos guardan secretos que a la Secta le gustaría apropiarse.
El detective chocó así con el grupo criminal interesado durante siglos en descubrir los secretos guardados por los Rosselli.
De los documentos del archivo familiar, en particular los escritos a mano por un tío lejano, que vivió en Roma en la primera mitad del siglo pasado, Michele encuentra por accidente una nota doblada y bien escondida. Sobre esto hay indicaciones para encontrar algunos textos perdidos, escritos por un ancestro lejano. La clave de este dilema reside en la casa romana de su pariente, Federico Guglielmo, en Via Crispi.
Pero quién es este antepasado?
El filósofo y fraile, Annibale Rosselli, vivió en el siglo XVI.
Federico Guglielmo siente la necesidad de hablar en persona con su hermano Emilio Giuseppe y lo invita a ir a Roma. El parece preocupado. ¿Qué descubriste hasta el punto de pedirle que escale de Calabria a la capital? Muere prematuramente antes de conocerlo y revelar cualquier cosa.
Una pintura misteriosa, un regalo de bodas de la familia al hombre, contiene pistas fundamentales.
Michele noventa años después comienza a investigar este caso.